El islam avanza, occidente cede

Aplicación de la justicia musulmana


Pasa un verano más mientras los políticos españoles están en sus vacaciones de burgueses, en esta nueva aristocracia que es la política. Mientras estas vacaciones se apuran el mundo sigue su marcha y podemos, y volvemos a comprobar día a día, que es el islam el cáncer que lo hace peligrar como nunca antes.

Los grandes conflictos son cosa del mundo ismaelita. Justo en el momento que elegía nuestro insigne Rodríguez Zapatero para meter su cuerpo en el agua, tal vez en ese preciso instante, los musulmanes mataban a otros centenares de inocentes en Sudán, o en Somalia; el islam, como no, acribillaba a decenas de opositores a su dominio a base de terror.

En Nigeria, cuando nuestro risueño Zapatero se levantaba y ya tenía el desayuno en la mesa con esas vistas maravillosas que todos los de a pie envidiamos, han vuelto a quemar iglesias cristianas con algunos feligreses dentro, que así se trabaja más rápido, el miedo hace el resto, la era está quedando limpia para los musulmanes que quieren la Sharía. Pero eso es baladí para los objetivos más profundos de estos miserables analfabetos.

Qué decir de Chechenia, en donde las bombas que explosionan son musulmanas; en China, donde los conflictos INICIADOS por musulmanes no acaban de remitir, aunque aquí han tropezado con vidia; en Afganistán, donde los musulmanes más retrógrados y enfermos quieren el poder para enriquecerse con la droga más de lo que ya lo son y así extender más Sharía por el mundo infiel a base de decapitaciones, bombas, muertes y lágrimas.

Podemos comprobar en este verano cómo han sabido tapar los musulmanes, otra vez más, las muchas matanzas de civiles cristianos ortodoxos, si, esos ciudadanos de Serbia tan malos, que sólo sabían matar musulmanes, bueno, pues todas las matanzas de estos musulmanes tan buenos, todas están silenciadas. El verano tan estupendo que nuestro poeta Zapatero está pasando no sirvió para que los genocidas musulmanes pisen la cárcel como lo han hecho los otros, los serbios o sus amigos.

Podemos comprobar también en estos días de asueto para el marido de Sonsoles, que Israel sigue denunciando a Irán y su panda de perturbados que por miedo del resto de Europa, bobaliconería, indiferencia o buenismo dejan hacer, mientras el reloj marca horas que valen su tiempo en oro, o como sus avasallados de Hezbolá, se siguen pertrechando por decenas de miles de cohetes que prometen más matanzas musulmanas y respuestas lógicas israelíes. También nos percatamos de la ofensa iraní contra los países democráticos nombrando ministro del interior al responsable directo del asesinato hace quince años, y que aún se está por juzgar, de 85 personas argentinas en aquel atentado canallesco de la AMIA. Su chulería apesta.

O comprobamos como la estrategia musulmana para el sur de América sigue dando sus frutos de captación a base de dinero e ignorancia de adeptos fieles que prometen en poco tiempo atentados suicidas. Al tiempo.

Vemos como el proselitismo de sexta categoría que aplican estos musulmanes se amplía en páginas web, diarios comprados con dinero del petróleo saudí, televisiones a las que el dinero mafioso hace decantar por las posiciones islámicas y todos los recursos que de los que disponen estos perturbados que quieren la conquista del mundo y que, sin duda, encontrarán una respuesta de los que aún creemos que para rezar no hace falta que los demás lo sepan.

Y mientras, los políticos europeos, que no sólo los españoles, se retratan y comprobamos su incapacidad para dirigir, sin caer en la entrega falaz, en nombre de una democracia que está más débil de lo que jamás estuvo.

Noruega y Suecia se entregan a ese fascismo musulmán o simplemente se equivocan al reconocer y celebrar el aniversario de un escritor nazi. El Reino Unido se entrega también a estos facinerosos; Francia ve como los problemas, en los que los medios públicos callan la pertenencia de los alborotadores a la religión de la paz, se multiplican y hay verdaderos cinturones prohibidos en los que los mahometanos campan a sus anchas financiados por un estado al que piensan destruir; Alemania y Holanda, otro tanto de lo mismo, ciudades enteras están tomadas por el islam. Eso es lo que hay.

Acabado el verano nuestros políticos seguirán en sus vacaciones mientras los de infantería vemos cómo la sociedad que hemos creado se desvanece por una causa u otra, pero siempre estando muy, muy cerca, los musulmanes.