30 marzo, 2008

Esos ojos ya no ríen...

Esos ojos ya no ríen...


Después de muchos días sin hacerlo, hoy he tenido oportunidad de mirar los ojos de los niños israelíes asesinados en la escuela judía, en la Jeshiva, y sólo he podido ver en ellos inocencia, futuro, candidez y alegría. ¿ Qué habrán visto en ellos esos canallas que ordenaron su masacre ? Esos que tienen de enemigos a niños educados en la cultura de su religión, esos que cuando se enteraron de esa perfidia lo celebraron en las calles de Gaza, pistola en mano, parando coches, invitando a sus conductores y con la satisfacción, por lo visto, de haber asesinado a gentes muy peligrosas. ¿ Se habrán parado a pensar esos miserables un sólo minuto, sólo diez segundos, que su mezquindad, que ese acto contra natura, que esos asesinatos tan viles no hacen sino engrandecer a las víctimas , a sus familiares, sus allegados, a su país en definitiva...? ¿ Cómo es posible que gentes que se han educado bajo una religión, que algunos pregonan de paz y al tiempo callan estos asesinatos, den cabida a esas alimañas que se recrean matando a niños cuya maldad radica en estudiar sus libros santos...?

Esas miradas, esas sonrisas, ese futuro ya está roto para ellos, pero no se acaba aquí su entrega, ellos aportan fuerzas para seguir, ánimo para un estado que cada día se legitima más ante los ojos de los neutrales, esos que no saben ver los colores, esos que no saben que Israel es quien paga en nombre de occidente con sus muertos los avances musulmanes, estos niños dejan el deseo, casi sin tiempo, de que eso no ocurra más, de que las gentes, que debe haberlas, que rezan a su profeta por la paz impongan un criterio de paz ante los desalmados, ante los miserables sin corazón que ven en los ojos de estos niños algo que sólo está en su mente.
Ya han pasado muchos días, en España la noticia llegó casi de soslayo, a hurtadillas, la cuestión es casi baladí, los muertos eran judíos y esos no venden, no interesan ni a la prensa, ni al gobierno socialista, que estima que los que son minorías deben tener la razón por ley, sea o no así, pero sus conciencias así lo exigen para dormir esa noche mejor entre cientos de guardaespaldas.

Hay muchos miserables fuera de Gaza y del mundo musulmán, muchos que con su silencio otorgan razones a los putrefactos cerebros asesinos, aquellos son tanto o más peligrosos que estos, porque son intelectualmente culpables por omisión y desidia informativa, y de esos España está llena.

08 marzo, 2008

Guerra sucia


Estamos hartos todos los que seguimos con cierta habitualidad las noticias del llamado Medio Oriente, que se publican en España y por ende en Europa, a ver representados a los israelíes como un ejército sin escrúpulos, deseoso de venganza, que se ceba en los niños, mujeres y ancianos palestinos y árabes en general cuando la realidad es diametralmente opuesta, es decir, no puede estar más lejos de los 180 º que está ahora mismo. Los palestinos, con su variedad de grupos de asesinos bandoleros, transforman esa realidad en la milagrosa situación contraria, ellos que se amparan en la mentira constante, ofensiva por pertinaz y falaz, en la difamación canallesca y el engaño más puro, son los que aplican la Guerra Sucia; no les importa que sean sus hijos, ¡ sus hijos...! los que se utilicen como cebos, como carnaza defensiva, sabiendo que el ejército israelí no disparará sobre gente inocente de forma premeditada, sabiendo que enfrente tienen a un estado de derecho que castiga a los infractores de las leyes, se amparan en la decencia de unos para dinamitarla desde dentro, como están aplicando en Europa desde hace algunos años, se aprovechan de la debilidad de nuestra sociedad para reventarla e implantar el fascismo que aplican en su vida diaria con el beneplácito de las izquierdas apátridas y sarnosas, esos palestinos venden la sangre de sus hijos por la conquista de un poder que hará más millonarios a unos pocos sátrapas pero que hundirá en la miseria a los demás, la mayoría iletrados.
Hemos visto como son capaces de las tropelías más infames, cómo bajan hasta el infierno y procuran con sus perfidias dañar de la forma más soez, esto es, matando a jóvenes estudiantes , aunque para ello tengan que reventarse de forma que ni su propio dios verá con ojos inocentes. Matan a unos cuantos niños, jóvenes que empiezan su vida, para congraciarse con ese mismo dios que jamás verá ese crimen abyecto con ojos sino con lágrimas. Y luego, después de esa matanza horrible venden en ese occidente, hastiado ya de riqueza y en búsqueda de nuevos rumbos, la tranquilidad de conciencia que no consiguen en su vida diaria,este occidente prefiere creer la mentira bien contada porque aparenta venir del más débil, sin valorar si esa mentira se sostiene, es injuriosa o sencillamente infumable. Estas muertes de niños, jóvenes que tienen a padres, hermanos, amigos, que reían justo antes de encontrar esa muerte traidora, esos jóvenes piden justicia, piden que Europa, España no siga el sendero de la tranquilidad de conciencia y abone más millones en ayudas, que sólo irán a los bolsillos de miserables o serán transformadas en balas o bombas para reventar a más suicidas cuyas familias quedan amparadas por la manta de ese dinero con el que han comprado las vidas de esos mismos suicidas. Qué vileza.
Esto es Guerra Sucia y es algo a lo que hay que encontrarle solución, hay que pasar a todos por el mismo rasero, no se pueden aplicar las leyes morales para unos y obviarlas para los asesinos.
Es insoportable que las izquierdas europeas y en concreto las españolas se asocien y además acaloren a estos asesinos misérrimos, tanto como los que los amparan, es doloroso ver como estos partidos, que hubo un tiempo que luchaban por una quimera, más o menos utópica, pero en los que la ética tenía una predominancia, se abandonan a la mentira sólo porque la están contando bien y porque sus conciencias así estarán tranquilas, sin importarles la verdad, los hechos ciertos.
La mentira es un arma de lucha, un arma falaz, pero muy potente, mucho; será preciso hacerse planteamientos sobre esa situación y preguntarse si llegar hasta ese punto de bajeza es rentable o éticamente aplicable compartiendo la máxima de, o todos a las buenas, o todos a las malas, pero no las medias tintas; no podemos permitir que estos pordioseros miserables, además, sigan escupiendo en nuestras caras.