Los antisistema

" La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados "
Jean Paul Richter.


Vienen a bandadas a decirnos que somos culpables de su desidia, de su mezquindad, de su ignorancia elegida. Son los nuevos aliados del terrorismo islámico, son ellos mismos terroristas urbanos y sociales: son los antisistema.

Nos acorralan por distintos medios y con diversas ayudas, en el diario" Público ", adalid y parapeto de estos enfermos salen en su defensa diciendo que están en su derecho de quejarse de la sociedad que los margina: esa película la he visto yo antes, yo me quejo pero no mato ni destrozo.

Como protesta por la muerte de un joven en Grecia sienten necesidad de ser solidarios , una pena que no lo sean de los perseguidos en Sudán o Nigeria, por los muertos en Irán bajo estrictas leyes islámicas o tantos millones para elegir, y si lo sean por uno que la fatalidad quiso llevárselo, aunque a los quince años, tal vez en su casa debieran ser más cautos; como protesta , deciden atacar una comisaría en Madrid y destrozarla.

Evidentemente los policías nada pueden hacer contra estos porque las leyes amparan este tipo de delincuencia pseudo terrorista con el pretexto de que eso es libertad. Será verdad. La izquierda desnortada silencia sus desmanes en la creencia que esos terroristas hacen su juego, es decir, el que les beneficia, y procuran con ese silencio que los que no pensamos así, los que no compartimos criterios, los que disentimos y nos sentimos fuera del sistema, de su sistema, claro está, cedamos ante sus tropelías y por fin nos rindamos.

Pretenden otro Gulaj para los que somos oposición, nos acorralan y controlan casi todos los medios de palabra e imagen pretendiendo nuestra liquidación como colectivo, pero no saben que, como dice la cabecera, no nos podrán expulsar de nuestra memoria.

El silencio del islam moderado frente al terrorista suena a cómplice tanto como el silencio de esta izquierda sin intelectuales frente a los desmanes de sus aprendices, pronto, abiertamente terroristas.

Estamos eligiendo el camino de la perdición y el suicidio, necesitamos ahora una nueva revolución como en su día fue la de la izquierda, aunque sólo fuese entonces un destello, ahora la revolución la debemos emprender los otros, los que estamos fuera de su entorno, lejos de sus maquinaciones y mentiras, los que despreciamos a los políticos profesionales y los desfalcos y latrocinios sin fin a los que nos someten, los que rechazamos la corrupción venga de donde venga, los que queremos el progreso social de todos, los que sentimos el frío del Gulaj en la nuca y las amenazas de su fascismo en nuestras vidas.

Ellos intentan acorralarnos y perseguir todo lo que huela a inteligencia, eso no les conviene. Quizá sea tiempo de refugiarnos en nuestra memoria.