14 noviembre, 2007


Ofensas solapadas contra los judíos


Se habla de forma constante sobre la incautación del estado israelí de bienes palestinos, estado que es sometido, como en cualquier democracia, a las leyes emanadas de un parlamento en el que también hay árabes y los jueces deciden sobre todas las materias, compensando en muchas ocasiones el quebranto tenido por esas potenciales familias. Eso es sabido, para los que lo quieran ver y para los que no, pero es bastante desconocido para la mayoría de la población todo lo que los judíos han tenido que dejar abandonado en muchos países musulmanes, hasta diez, esas pertenencias que se han quedado sin compensación de ningún tipo ya que no son países garantistas de ninguna ley que no sea la de la dictadura. Este escrito es de la Revista LA LUZ y es de hace unos años, pero no pierde actualidad y sirve para recordar a muchos que el agravio que ven contra los palestinos, aún compensando económicamente, está multiplicado por diez, esta vez contra Israel , sus ciudadanos y otros muchos judíos del mundo. Pero esto no se verá en ningún diario ni televisión.


Se ofrece a continuación la traducción al español - elaborada por el director de Comunicación del Congreso Judío Latinoamericano, Pedro Olschansky - de "El registro de la propiedad perdida de los refugiados judíos originarios del mundo árabe" (Registration of refugees' lost property) .

Es imprescindible la realización de un operativo urgente y amplio, con el objetivo de ubicar, reunir y documentar el máximo posible de datos acerca de la propiedad judía, tanto privada como comunitaria, que tuvo que ser dejada en los países árabes.

La cuantiosa propiedad pública que debió ser abandonada y perteneció a las comunidades judías de diez países árabes, algunas de ellas antiguas, ricas y florecientes, comprende sinagogas, escuelas religiosas y no religiosas, ieshivot, orfanatos, hospitales, cementerios, edificios comunitarios, hospedajes para pobres ("hekdesh"), "guenizot", archivos, valiosos artefactos rituales, manuscritos y otros elementos invalorables tanto en lo espiritual como en lo cultural.

La propiedad privada de por lo menos cien mil hogares -comprendiendo terrenos, apartamentos y casas, entre ellas magníficas mansiones- fue transformada, después que los judíos tuvieron que marcharse, en palacios gubernamentales, embajadas, instituciones públicas, etc.; y consistió además en plantas industriales grandes y pequeñas, locales comerciales con todo su contenido, cuentas bancarias y valores, etc. Todos esos son activos cuyo valor global actual es sumamente difícil de calcular por numerosas causas, y de éstas no es la menor el sistema legal que impera en los países árabes, ninguno de los cuales tiene un sistema de indexación que permita evaluar un parámetro de valor real, por lo que en la actualidad el precio nominal de las propiedades que debieron dejarse atrás hace 50 años representa apenas un minúsculo porcentaje de su valor original. Pero, comparando los precios de mercado actuales, el valor total de la propiedad privada judía abandonada se estima en miles de millones de dólares.

Compilar un registro de la propiedad judía en los países árabes implica encarar problemas complejos e innumerables dificultades que se tornan cada más agudas a medida que pasan los días. Con el transcurso del tiempo los que debieron marcharse van olvidándose de muchos detalles, así como ya han muerto muchos de los que hubiesen podido suministrar informaciones importantes. En lo que atañe a la propiedad pública, quedan con vida muy pocos de los que desempeñaban funciones públicas en las comunidades de esos países, como rabinos, parnasim, gabaim, maestros, etc., quienes tenían conocimientos de primera mano acerca de los activos comunitarios relevantes. Además de todo esto, en muchos países árabes, ateniéndose en que ya están extintos los últimos supervivientes de la comunidad judía -los que pudieran presentar pruebas de la legítima propiedad de la comunidad sobre los activos en cuestión- el dominio es legalmente transferido al control de las autoridades gubernamentales.

Dificultades similares existen respecto de la propiedad judía privada. Tras el deceso del propietario, el vínculo de la segunda y la tercera generación con la propiedad tiende a decrecer, dado que cada vez es menor su conocimientos de los detalles. Esto se añade al hecho de que, dadas las circunstancias en que se produjo el éxodo judío de los países árabes, muchos partieron sin los documentos probatorios de sus derechos de propiedad. El interés en la misma de las nuevas generaciones crecidas fuera de los países originarios quedó menoscabado y también se ha debilitado su determinación en obtener su restitución o compensación por su pérdida.

Es por todo esto que es de gran importancia para el pueblo judío emprender una acción especial, integral, urgente y firme en materia del registro de la propiedad. Hay que redoblar esfuerzos para superar los obstáculos enumerados, reavivar el interés de los propietarios, de sus herederos e incluso de aquellos que poseen información acerca de lo perdido, de modo de cooperar y proporcionar tanta información en la materia como sea posible. Esta es la última oportunidad para movilizar fuerzas y recursos con el objetivo de salvar del olvido la información sobre la propiedad judía que tuvo que ser abandonada en los países árabes y exigir, en nombre de la justicia, que sean preservados los derechos personales y colectivos de los judíos de los países musulmanes.

4 comentarios:

Schwan dijo...

Algo parecido ocurre con los judíos iraníes.

De hecho, Irán tiene la mayor comunidad judía de la zona después de Israel. De hecho, llevan allí más de 3.000 años, puesto que son los descendientes de los esclavos de Babilonia que salieron del cautiverio gracias al rey persa Ciro el Grande.

Pues el éxodo de judíos que se inició en los días de la revolución islámica con Jomeini, obligó a los judíos que se fueron a dejar todas sus propiedades, que pasaban automáticamente a ser propiedad del estado iraní.

Pero, al igual que nadie se hizo eco de la "expulsion encubierta" de los judíos de Irán; y llevaban viviendo allí ¡más de 3.000 años!, nadie se hará eco de éstas indemnizaciones que en derecho se les deben por sus bienes en países árabes.

Al fin y al cabo, como ya sabemos, la justicia es más justicia según a quién se aplique. Y en el caso de los judíos es un poco menos justicia.

Iojanan dijo...

Tienes mucha razón Schwan, el silencio de los árabes, musulmanes en general y el propio occidente es sintomático del miedo o ignorancia que hay entre este occidente que quiere imponer justicia sobre unos principios equivocados y la sociedad musulmana, a la que no interesa, en absoluto, mover ese tema que está muerto. Pero el hecho cierto es que esos judíos se vieron en el desamparo más absoluto sin que la justicia internacional ni los países que tanto claman por la paz sean capaces de darse cuenta de la ignominiosa actitud árabe, o a lo peor, sí. Saludos

Anónimo dijo...

¿Te suenan las ‘Leyes de los ausentes’?

Iojanan dijo...

Del congreso o senado argentino..?