Ayer murió otro hombre cívico, hace unos días dejaron en coma a otro que sintió en su interior la rabia que todo ser noble lleva dentro ante las tropelías que sus ojos veían. Estos dos hombres defendían derechos ciudadanos, éste en defensa de una mujer agredida por su pareja y luego despreciado por la misma agredida, el primero por increpar a unos jóvenes su actitud ofensiva, simplemente les dirigió la palabra con educación y estos se creyeron con respaldo social para matarlo.
Esta es la sociedad que estamos creando en España, que hemos creado. Los padres no sólo NO reprenden a sus hijos, sino que muchos los amparan en sus vesanías. Si los maestros ya no son respetados, antes bien, agredidos por esos mismos padres, o al revés, estos ignoran la educación de unos hijos que son potenciales delincuentes,los parientes son agredidos, los policías insultados, los jueces ofendidos, las leyes obviadas, el respeto perdido; cuando todo eso ocurre, con la aquiescencia de los políticos que nos gobiernan y que pareciera que no son sociedad,¿ qué podemos esperar los ciudadanos de a pie? : Nada.
Somos victimas de unos y de otros, victimas de los infames e incívicos que se sienten protegidos por unas leyes que claman modificaciones y por esos políticos que viven de la imagen que logran crear sólo para sus intereses y que la consiguen a base de informaciones falseadas o medias verdades.
Estos dos hombres que han muerto para la sociedad, lo han hecho porque tenían valores, valores que los políticos ignoran porque, en su mayoría, no los comparten.
El gran reto de España es cambiar de políticos, esa es la revolución verdadera, los que tenemos no nos representan por mucho que los votemos, no están al lado del débil, que no es necesariamente el más pobre, ni del cumplidor de unas leyes, unas normas y unas directrices que los otros, los maleantes ignoran a sabiendas que las leyes que los políticos dictan les favorecen de forma insultante.
Es mucho más rentable ser maleante, asesino o ladrón que gente honrada. Matar sale casi gratis, así tuvimos el ejemplo del miserable De Juana que con alguna decenas de muertos a sus espaldas cumplió apenas unos meses por víctima. De los menores de edad no hablaremos, pueden matar con saña y violar tranquilamente que no les pasará nada, unos correctivos y a casa en unos meses, si no se escapan del centro a donde los llevan para reeducarlos cuando ya no tienen reeducación posible. Esto es lo que hay.
Ser persona decente no se lleva, la honestidad se confunde con puerilidad, el hombre cabal pasa por imprudente, el honrado por necio y el trabajador por persona caduca, el orden moral se ha descompuesto; los criminales comunes tienen las calles para ellos, los terroristas se miran con ojos de admiración por sociedades que han perdido el norte. Es hora de tomar el mando de esta sociedad por las personas que sienten vergüenza ajena y perciben que este camino no nos lleva sino a un callejón sin salida y sin retorno.
Somos victimas de unos y de otros, victimas de los infames e incívicos que se sienten protegidos por unas leyes que claman modificaciones y por esos políticos que viven de la imagen que logran crear sólo para sus intereses y que la consiguen a base de informaciones falseadas o medias verdades.
Estos dos hombres que han muerto para la sociedad, lo han hecho porque tenían valores, valores que los políticos ignoran porque, en su mayoría, no los comparten.
El gran reto de España es cambiar de políticos, esa es la revolución verdadera, los que tenemos no nos representan por mucho que los votemos, no están al lado del débil, que no es necesariamente el más pobre, ni del cumplidor de unas leyes, unas normas y unas directrices que los otros, los maleantes ignoran a sabiendas que las leyes que los políticos dictan les favorecen de forma insultante.
Es mucho más rentable ser maleante, asesino o ladrón que gente honrada. Matar sale casi gratis, así tuvimos el ejemplo del miserable De Juana que con alguna decenas de muertos a sus espaldas cumplió apenas unos meses por víctima. De los menores de edad no hablaremos, pueden matar con saña y violar tranquilamente que no les pasará nada, unos correctivos y a casa en unos meses, si no se escapan del centro a donde los llevan para reeducarlos cuando ya no tienen reeducación posible. Esto es lo que hay.
Ser persona decente no se lleva, la honestidad se confunde con puerilidad, el hombre cabal pasa por imprudente, el honrado por necio y el trabajador por persona caduca, el orden moral se ha descompuesto; los criminales comunes tienen las calles para ellos, los terroristas se miran con ojos de admiración por sociedades que han perdido el norte. Es hora de tomar el mando de esta sociedad por las personas que sienten vergüenza ajena y perciben que este camino no nos lleva sino a un callejón sin salida y sin retorno.